Para los profesionales de la enseñanza es importante detectar los
problemas de dislexia si quieren contribuir a su solución y no aumentar los
problemas que estos niños tienen en este área de aprendizaje tan crucial en
nuestro sistema de enseñanza.
Se puede empezar a sospechar la existencia de una dislexia en un alumno
en la dificultad que presenta para aprender a leer y escribir
correctamente ,en ausencia de problemas intelectuales o de otro tipo que den
una explicación alternativa al problema presentado.
Así, hay que descartar:
- Defectos de visión
- Defectos de la audición
- Un C.I. por debajo de lo normal
- La existencia de una perturbación emocional primaria
- Que el problema sea debido a mera falta de instrucción.
- Que haya problemas de salud graves que mediaticen el aprendizaje
- Que no se den lesiones cerebrales diagnosticables y que puedan afectar
al área del lenguaje.
- Que pueda darse el diagnóstico de algún retraso grave de desarrollo.
Algo que puede guiar en el diagnóstico, además de las dificultades de
lecto-escritura, es la existencia de dificultades similares en la familia. Las
dificultades fonológicas ( de correcta repetición de determinadas palabras ) y
las dificultades de pronunciación, si no hay una dislalia clara, pueden orientar
hacia la dislexia.
También la lateralidad cruzada o
no definida, suele ir ligada a la dislexia.
Con estos datos de observación, el profesional que no sea psicólogo o
pedagogo, debe remitir el niño a estos servicios, con el fin de que profundicen
en el diagnóstico y nos ayuden con su análisis a identificar los problemas
concretos que tiene cada alumno y establecer las pautas y métodos
El psicopedagogo escolar o privado, fundamentalmente tratará de
establecer, además del historial personal, médico y pedagógico del alumno, su
C.I. y las características de su perfil.
Algunos tes aplicar:
·
El WISC (Escala de inteligencia de Wechsler para niños) es el test de
inteligencia más utilizado, por la amplia información que proporcionan sus
subtests y la posibilidad de establecer un perfil, que si bien se discute su
utilidad, al menos permite conocer detalles del funcionamiento y las posibles
lagunas de dicho funcionamiento cognitivo..
·
Este es el aspecto fundamental para mí, junto con una prueba de
lecto-escritura, que puede ser el castellano el T.A.L.E., (Test de Análisis de
Lectura y Escritura), que permite una análisis detallado por niveles de edad y
escolarización de los problemas que aparecen en todas las áreas y modos de la
lecto-escritura: letras, sílabas, lecturas, comprensión lectora, dictado,
copiado...
·
Si se considera necesario por la mayor incidencia de problemas de
lenguaje, se puede utilizar el ITPA (El test Illinois de Aptitudes
Psicolingüísticas)
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El aspecto psicomotriz se puede ver mediante las pruebas de Mira-Stambak
y el área de integración mediante el test Gestáltico-Visomotor de Lauretta
Bender.
·
Un buen indicador inicial y que se puede inicialmente en el aula,
proporcionando información al evaluador posterior, es el test de la figura
humana de Goodenough.
·
Una alternativa para medir la inteligencia con escaso componente verbal,
son la matrices progresivas de Raven.
·
La percepción visual en niños pequeños se puede evaluar con el test de
Frostig, que tiene un programa para recuperar las deficiencias encontradas.
·
La lateralidad se puede evaluar con diversas pruebas, como la
LATERALIDAD Usual de Marguerite Auzias
Hay que tener particular cuidado con los resultados de los tests que
requieran leer las preguntas, porque en ellos los disléxicos pueden aparecer
como deficientes.
En buena medida, las pruebas que se pasan tienden a tratar de aclarar
qué aspectos son deficitarios en el funcionamiento del niño y qué áreas
trabajar en la recuperación.
En un aula se puede detectar una posible dislexia haciendo leer a un
niño en voz alta y pidiéndole que nos cuente algún acontecimiento previamente
narrado por él o lo que ha leído , cuando se ha comprobado o que lo ha
comprendido y lo ha expresado correctamente a nivel oral.
En la lectura se pueden encontrar errores desde el desconocimiento de
más o menos letras, hasta las adiciones, omisiones, repeticiones, inversiones,
cambios de línea, lectura con falta de ritmo, ausencia de puntuación,
acentuación y entonación, dificultades en sílabas compuestas, inversas,
palabras largas o nuevas, o con acumulación de dificultades de pronunciación,
dificultades con la g y la j, con la c y la z, confusiones en letras simétricas
:d/b, p/q, d/p, letras de pronunciación similar : m/n, m/p, b/p, b/m... Cuando
son mayores, típicamente inician la lectura de una palabra larga y acaban con
otra que aparentemente se inventan. Por eso en la reeducación hay que
acompañarlos al leer y corregir con suavidad sus errores para que puedan hacer
un aprendizaje correcto y reestructuras sus hábitos y automatismos lectores.
En la escritura, cuando se le pide que escriba de una manera espontánea,
generalmente se producen estos fenómenos:
1.- Dificultad inicial para imaginar la historia o si la ha imaginado
adecuadamente, se siente incapaz de expresarla por escrito o reacio a hacerlo.
Consume mucho en tiempo antes de iniciar el trabajo. A veces es preciso
sugerirle los temas y el cómo expresarlos.
2.- El niño necesita un tiempo excesivo para escribir su relato. Puede
tardar 15 o 20 minutos para escribir dos líneas, aunque esto es un caso
extremo.
3.- La escritura en sí puede ser indicativa, por el tipo de letra, la
mayor o menor disgrafía , la forma a veces incorrecta de coger el lápiz, la
forma de realizar los óvalos de las letras. Se puede observar agarrotamiento a
la hora de escribir. El niño puede manifestar cansancio. L letra inicialmente
correcta, se va desestructurando, el niño pierde el control que a veces ejerce
inicialmente a costa de grandes esfuerzos. Por eso en ocasiones animo a que
escriban prescindiendo de la buena letra, pese alas tendencias uniformadoras de
los profesores.
4.- Discrepancia entre lo escrito y el lenguaje oral del niño. (Por eso
a veces convendría evaluar a los niños disléxicos oralmente y no por escrito).
A veces utilizan una sintaxis extraña, omite palabras en especial los nexos y
las palabras de función, dándose cuenta de ello en ocasiones al releer el
texto. Igualmente el uso de los signos de puntuación apenas responde a las
normas sintácticas.
Cuando detectamos estos errores en un alumno, o
algunos de ellos, debemos sospechar una dislexia y derivar el niño para un
diagnóstico en profundidad.